Una de las cosas que más me ayudó a lanzar Historiería fue formar parte de una incubadora de empresas. Entré con la idea de crear un blog y salí con un emprendimiento formalizado. En este artículo les cuento los mitos y los beneficios, así como las cosas que pude lograr durante el periodo de incubación.
Historiería estuvo en el programa de incubación de AUGE, la incubadora de empresas de la Universidad de Costa Rica (UCR), por lo tanto en este artículo voy detallar sobre mi experiencia en esta incubadora. En Costa Rica hay otras incubadoras de empresas, si quiere conocerlas, puede ingresar a la página de la Red Nacional de Incubadoras, ahí encontrará más información sobre cada una.
Yo conocí a AUGE cuando trabajaba en la organización del evento San José Business Show. A partir de ahí comencé a seguirlos, me suscribí a su boletín y un día recibí un correo que anunciaba la convocatoria a la Fase Azul: Descubrir.
Para ese momento yo acaba de renunciar a mi trabajo y tenía la idea de montar un blog, así que la palabra “Descubrir” me llamó la atención, porque precisamente yo necesitaba descubrir qué iba hacer con el blog, con mis ingresos y mi futuro; así que me inscribí.
La Fase Azul es una especie de taller de todo un día, donde por medio de ejercicios basados en la metodología Lean Startup se busca plantear cuál problema resuelve la idea de negocio.
Esto para mí fue lo más difícil y a la vez lo más valioso del taller. Inicié el taller de la Fase azul motivada y terminé frustrada pero con la claridad de que mi idea de un blog no iba a tener éxito porque estaba basada en lo que yo necesito y no en lo que otros necesitan.
Al final del taller de Fase Azul, AUGE dio la información para formar parte de la incubadora, en la siguiente Fase, la Amarilla: Idear y ese mismo día decidí inscribirme. A partir de ese momento estuve 6 meses en la Fase Amarilla, ideando mi emprendimiento, al terminar la fase ya Historiería estaba formalizada y trabajando con los primeros clientes.
Mitos de estar en una incubadora.
No es gratis.
No es gratis, hay que pagar. Cuando mencionaba que pagaba por estar en AUGE, la gente se sorprendía y me decía: ¿hay que pagar?, pero ¿por qué si su usted está comenzando?.
Estar en una incubadora es parecido a llevar un curso para aprender a emprender, con la diferencia de que uno ingresa con una idea lista para ejecutar, por lo tanto los ejercicios o tareas no son simulados, son reales y se ejecutan en el emprendimiento.
¿Por qué hay que pagar? Porque estamos recibiendo un servicio de asesoría en el proceso de formar el emprendimiento, esto incluye: un coach que acompaña, acceso a clases, libros y materiales, entradas a eventos de capacitación y networking.
No es barato.
No es barato, pero lo vale. Yo pagué 15.000 colones ($35) por el Taller de Fase Azul y por la Fase Amarilla, en total pagué alrededor de 340.000 colones ($550) entre matrícula y mensualidades durante los casi 6 meses que estuve incubando.
¿Un emprendedor no tiene dinero? Un emprendedor que cree que su idea tiene potencial en el mercado, no tiene miedo de invertir en una incubadora que lo ayude a transformar su idea en una realidad.
En mi caso, tomé el dinero de mis ahorros y pagué la incubadora, sí me dio miedo “perder la inversión” pero la intuición de que mi idea podía tener valor en el mercado fue mayor.
No se trata de ejecutar la idea.
Si usted cree que estar en una incubadora es tener un equipo de asesores que hagan lo que usted quiere y que sigan al pie de la letra su plan, está equivocado; no funciona así.
Estar incubando no se trata de ejecutar la idea que uno tiene en mente, se trata de poner a prueba esa idea para identificar si tiene potencial en el mercado. El acompañamiento de la incubadora no está enfocado en hacer lo que uno como emprendedor quiere; está enfocado en aumentar las probabilidades de éxito de la idea.
Así que es probable que en el proceso de incubación su idea tenga que ajustarse a otro mercado, cambiar el modelo de negocio o variar el producto. Si usted no está dispuesto a tener flexibilidad con su idea o emprendimiento, entonces no verá resultados en el proceso de incubación.
Beneficios de estar en una incubadora.
Acompañamiento: no estar solo en el proceso.
Para mí, uno de los mayores beneficios fue el acompañamiento, poder hacer consultas y tener apoyo de alguien que entiende mis problemas y frustraciones. Durante mi periodo de incubación me asignaron a Sebastián Vásquez, como mi coach. Sebastián es el fundador de Monocafé y Llamame al mae.
Sebastián me acompañó en el proceso ¿qué significa esto? teníamos reuniones mensuales en donde analizamos el tamaño de mi mercado, mi cliente ideal, competencia y posibles servicios a ofrecer.
Lo más valioso para mi emprendimiento fue que Sebastián cuestionó mi segmento de clientes, me hizo ver que yo cometía el error de apuntar a todos, cuando en realidad debía enfocarme en buscar aquellas personas que estuvieran dispuestas a pagar por incorporar storytelling en sus estrategias de mercadeo (Early Adopters).
Ajusté mi segmentación de clientes, esa segmentación es la que actualmente utilizo para mis campañas de mercadeo en redes sociales.
Prepararse para aplicar a fondos de capital semilla.
Ganar fondos de capital semilla es un proceso que inicia con tener un prototipo o una idea con evidencia de potencial de mercado; y precisamente esto es lo que se hace en las incubadoras de empresas: prototipar y probar ideas.
Es muy difícil que otorguen fondos de capital semilla a una persona que solo tenga una idea y que no cuente evidencia comprobada de aceptación en el mercado. He aplicado a tres fondos de capital semilla distintos y en los tres solicitan evidencia de potencial de mercado como clientes, encuestas, estadísticas, ventas, etc.
El proceso de incubación en AUGE me sirvió para lanzar Historiería como prototipo, conseguir tráfico al blog y obtener mis primeros clientes. Esta evidencia me sirvió para ser aceptada en el programa Mujer y Negocios del Ministerio de Economía (MEIC) por medio del cual pude obtener fondos de capital semilla de CENPROMYPE.
AUGE además tiene un convenio con Banca para el Desarrollo por medio del cual otorgan fondos de capital semilla y crédito a emprendimientos.
Hacer contactos
Estar en una incubadora me permitió hacer contactos, conocer personas dueñas de empresas en crecimiento, dar a conocer mi emprendimiento y conseguir clientes.
La mayoría de los contactos que hice fue por medio de los Nexus, actividades de actualización profesional con charlas y un espacio de networking, a la que asisten empresarios y emprendedores.
Cada vez que asistía a un Nexus tenía que responder qué es Historiería a una persona desconocida, esto me sirvió para dos cosas: practicar mi pitch y escuchar qué opinaba la gente sobre mi emprendimiento.
Además de los contactos en los Nexus, AUGE me recomendó con el Instituto del Café de Costa Rica (ICAFE) para un proyecto de storytelling. Aunque no logré trabajar con el ICAFE, la experiencia de asistir a una reunión con la institución y cotizar me sirvió para validar mercado y poder conversar directamente con una empresa que buscaba servicios basados en storytelling.
No todos los contactos que hice en AUGE son clientes, algunos son solo amigos. Emprender puede ser solitario, a pesar de tener el apoyado de familia y amigos, uno necesita estar apoyado de otros emprendedores, de personas en la misma situación de uno, que enfrentan nuestros mismos problemas.
Cosas importantes que pude lograr
En esos seis meses que estuve en la Fase Amarilla en AUGE, pude:
Pasar de una idea a un emprendimiento real.
Lo que yo tenía cuando entré a la Fase Amarilla era una idea, no tenía página web, no había hecho ningún trabajo, no había validado la idea. No tenía nada.
Mi reto fue pasar de la idea a algo real. El rol del coach (Sebastián) fue acompañarme para que aterrizara mi idea y la validara con la metodología Lean Startup.
Durante esta fase la idea de un blog donde se usa storytelling se transformó en una consultora basada en storytelling que tiene un blog. Con el acompañamiento del coach aprendí a medir el mercado y hacer el perfil de mi cliente ideal.
Cuando terminé la fase Idear, ya tenía página web, había escrito 4 artículos para el blog y estaba trabajando con mis primeros clientes.
Aprender a hacer un pitch efectivo.
Como requisito para finalizar el proceso de la Fase Amarilla es necesario hacer un pitch frente a un jurado, a esto le llaman la Triada. Se siente como un examen final de graduación, en donde en 10 minutos hay que resumir aprendizajes, retos y logros del emprendimiento durante la fase.
El jurado es el que determina si el emprendimiento tiene las condiciones para pasar a la siguiente fase (Fase Verde: Crear).
Preparé mi pitch y Sebastián me pidió que lo practicara frente a él (la verdad yo no quería), lo hice y de forma educada y objetiva me dijo que mi pitch tenía muchas áreas de mejora. Me indicó que estaba olvidando usar mi mayor ventaja: el storytelling. Esto fue dos días antes del pitch frente al jurado.
Dejé a un lado los sentimientos de fracaso, tomé las sugerencias de Sebastián e hice un pitch totalmente distinto. Lo practiqué en voz alta, me grabé, lo pulí y me presenté. Logré hacer el pitch en 10 minutos y me permitieron pasar a la siguiente fase.
Ese mismo pitch lo usé para participar en el programa Mujer y Negocios del MEIC y fue la base del pitch que usé para ganar fondos de capital semilla de CENPROMYPE.
De esta experiencia haciendo un pitch aprendí a organizar ideas, seleccionar las más importantes, estructurarlas de forma que se entienda el mensaje y decirlas en voz alta de forma clara frente a un jurado, clientes o colegas.
¿Vale la pena estar en una incubadora?
Para mí, desde mi experiencia en AUGE, sí vale la pena, siempre y cuando:
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Tenga tiempo para trabajar en su emprendimiento.
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Tenga flexibilidad: con esto me refiero a estar emocionalmente preparado para aceptar feedback y cambiar de rumbo si se valida que su idea no tiene mercado.
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Estar consciente de que el éxito del emprendimiento no depende de la incubadora, los resultados dependen del emprendedor, más que de la incubadora. Dependen de cuántos recursos (tiempo y dinero) pueda el emprendedor dedicar al proyecto.
Sobre mi emprendimiento
Mi emprendimiento se llama Historiería, es una consultora en storytelling. Ayudamos a emprendedores y empresas a crear historias que ayuden a vender.